RELATOS DE DON JOSE HAIDINGER
Relato de José Haidinger a su hija mayor.
(Gentileza de Lidia Haidinger)
Transcurría el año 1920, una tarde de frío, el 27 de junio, llegué al puerto de Eldorado con el barco a vapor “IBERA”. Fui mandado por mi padre quien ya había visitado esta zona inhóspita en el
mes de mayo del mismo año. Yo contaba tan sólo con 16 años, siendo acompañado por la familia Markovics.
Les diré que el día que pisamos tierra misionera eran más o menos las 20,30 hs. al ver lo
que se nos presentaba ante la vista me pregunté, ¿dónde pasaremos la noche?, pero al ser recibido por el señor Wesezlau y el administrador Pomar, mi pregunta se vió respondida pues ellos nos dieron alojamiento en unos ranchos
donde vivimos hasta que nuestras tierras fueron mensuradas.
Mientras tanto trabajamos haciendo la descoibarada en el lugar donde se hallaba la casa de Schwelm; cuando nos hicieron la liquidación del mes, salimos ganando $1,50 porque éramos
menores de edad.
El estar lejos de mis padres de quienes nunca me había separado, me hacía pasar momentos poco agradables, no sabiendo si llorar o qué hacer. Si el arroyito que aún corre por la chacra pudiera conversar nos
contaría historias muy tristes.
Nos dieron las tierras (que en aquel entonces no se elegían) era una franja de tierra virgen en la picada 1. Nos pusimos a trabajar, ayudándonos uno a otro con Markovics.
Primero hicimos el
primer desmonte, luego limpiamos para plantar un poco de maíz para tener para comer, mientras tanto comía porotos y harina de trigo que sacaba fiado de la administración pagando por supuesto mucho tiempo después.
Tenía
dos mudas de ropa y $ 5 en el bolsillo.
También planté yerba del monte para mi propio consumo. Así pasó el tiempo, llorando un día, riendo a veces otro, hasta septiembre del mismo año en que llegó mi
padre con mi hermana Cristina de 15 años. El solo hecho de pasar septiembre acompañado de unos seres queridos, cambió un poco mi vida solitaria, y fuimos armando un rancho más seguro y confortable.
Llegó así
el año 1924, cierto día fuimos al puerto a esperar a mi madre que llegaba con el resto de la familia (6 hijos) y para colmo de males la mayoría enfermos.
Quedamos así por fin reunidos, dando así un calor especial
de hogar a nuestro humilde ranchito.
¡Qué vida la de aquellos tiempos!
José
Haidinger (padre)
Familia Haidinger: madre e hijos
José Haidinger y amigo rumbo a Iguazú en un paseo
Artículo transcripto del Diario Vigencia
La historia de cómo y porqué vinieron los primeros colonos a Eldorado, como así los primeros tiempos pasados y episodios vividos, relatados por uno de los primeros colonos que llegó
a éstas tierras: Don José Haidinger, que vivió en el mismo lugar desde aquellos tiempos, al norte del arroyo Pomar, hoy denominado Barrio Roulet.
A Comprar Tierras
Comienza
Don José a contar así: “En el año 1919 circulaba por el pueblo de Erichim, Brasil, el diario en idioma alemán Deutsche Wocheblat- en el cuál se enunciaba que en los alrededores de Encarnación, Campichuelo, Paraguay,
se efectuaba una colonización.
Picados por éste anuncio y necesitados de nuevas tierras por estar agotadas las que poseían, varios colonos de ese pueblo resolvieron viajar a Encarnación, para inspeccionar dichas tierras.
Fueron de la partida los colonos Juan Markovics, José Haidinger (padre) Alfredo Tod y José Piechler.
Saliendo de Erichim llegaron a Uruguayana cruzando a Paso de Los Libres en Corrientes, tomando luego el tren hasta Posadas;
estando ya en la estación se les acercó un señor llamado Waldemar Perscher, empleado del señor Adolfo Julio Schwelm, preguntando a los viajeros por el motivo del viaje, le contaron que venían por la colonización paraguaya.
De inmediato el señor Perscher, les comunica sobre la colonización que se estaba por hacer en Eldorado, Misiones, persuadiendo a los mismos para que lo acompañaran hasta allí, conseguido su propósito, se embarcaron todos
para Eldorado. Vistas las tierras que allí se ofrecían quedan encantados, volviendo de inmediato a su pueblo en el Brasil, para efectuar la venta de sus tierras y otras pertenencias que no podían traer.
Rumbo a Eldorado
Cuenta Don José, “Que no habiendo su padre podido vender todavía su propiedad y como ya los otros vecinos venían para Eldorado, le dijo que viniese él para ocupar un lote, porque
tenía temor de que si tardaba en llegar, se iban a vender todos los lotes.
Esta vez integraban la partida las siguientes personas: Juan Markovics, su señora esposa Katalina B de Markovics, sus hijos Juan, Augusto, Federico y Antonio, José
Haidinger (hijo) de 19 años, Alfredo Tod, Bakert, Kaiser y Otto Tod, que arribaron al puerto de Eldorado, el día 27 de Junio de 1920 a las 20,30 hs., aclarando Don José que los señores Alfredo Tod, como así el señor
Bakert, se radicaron en la vecina localidad de Monte Carlo y el Señor Kaiser se fue de vuelta.
Cuando llegaron no había nada mensurado y que en el mes de julio vino un agrimensor porteño que abrió el rumbo hasta el Piray
Guazú, la que hoy llamamos Picada 1 o calle Rivadavia”.
La Tierra Propia
Ellos vivían en un rancho cerca de la administración, alrededor de dos meses, hasta que vino de
visita por allí el señor Schwelm a caballo, preguntándole entonces el señor Markovics –cuando se nos va a entregar nuestros lotes-, y que si a corto plazo no se los entregaba se irían de nuevo. El señor
Schwelm no contestó a ésta pregunta del señor Markovics, partiendo al día siguiente con su lancha con destino a Posadas, desde dónde envió una carta con un plano dibujado por él, en que decía que al señor
Juan Markovics se le asignaba el lote al sud del arroyo Pomar, y al señor Haidinger el lote del lado norte del arroyo. Dichos lotes no se encontraban mensurados todavía, pero en el plano dibujado por el señor Schwelm, se indicaba más
o menos los límites.
Una vez asignados los lotes, vinieron de inmediato a ocuparlos, construyendo en el lote del señor Markovics un ranchito, siendo los principales puntales dos palos –con horquetas en donde descansaba
el larguero principal. El techo era de hojas de Pindó, luego construyeron un rancho grande para la familia Markovics, siendo el techo también de hojas de pindó, las paredes de tacuara. Allí vivía Don José
junto a la familia Markovics, hasta el mes de Septiembre del mismo año en que vino su padre con su hermana Cristina, viuda de Don Andrés Eriksen, de inmediato se cambiaron al lote que se les asignó construyendo su rancho en el lugar, donde
vive el señor Simón Luitpold, haciendo una desmontada de alrededor de dos hectáreas, sembrando de inmediato arroz, maíz, poroto y tabaco; no había gallinas ni otros animales domésticos.
Los primeros cincuenta
pedacitos de ramas de mandioca el señor Markovics los trajo del Brasil, luego se trajo del Paraguay, pero se tenía que pagar $ 0,10 ctvos.-el pedacito. ¡Precio oro en aquellos tiempos!
El primer cerdo se trajo del Puerto 7
de Agosto, Paraguay, las primeras gallinas las iban trayendo los obreros que venían de los obrajes al norte de Eldorado y de ellos adquirían poco a poco, los colonos.
Las primeras batatas fueron traídas a la Colonia por el húngaro
Antonio Vesperlietz, este señor vivía detrás de la primera comisaría, que quedaba un poco más debajo de donde vivía el Doctor Esteban Gardes.
Este mismo señor fue quien construyó el Hotel de Inmigrantes,
junto con otros obreros. Luego éste volvió a su país de origen, por falta de escuelas para sus hijos”.
Llegan Otros Colonos
En Octubre, llegó el señor Balduino Rieger,
sólo, ubicándose cerca del arroyo Piray Guazú; llegó también el señor John Johnson, seguido por un núcleo de familias dinamarquesas. El Sr. Johnson, sueco, fue el primer plantador de Yerba.
La primera
yerba se cosechaba y cada colono la secaba en el lugar en pequeños barbacuás que cada uno construía, así lo hacían los colonos Johnson, Martín Eriksen, Pedro Beck, Ramón Kristensen y otros.
Más Recuerdos
El primer nacimiento que tuvo lugar en Eldorado, hija de colonos. La señora de su vecino Don Juan Markovics estaba en avanzado estado de gravidez, cuando el sábado
20 de Noviembre del año 1920, la señora que había ido al arroyo a buscar agua, tuvo los primeros síntomas. Llegado el momento del parto, dice que le llamó Don Juan Markovics y le dijo si podía ir a carpir junto con
sus hijos, mientras durara el parto, para alejarlos del lugar. Cuando volvimos había nacido una nena, había actuado como partero el mismo señor Markovics. La nena nacida ese 20 de Noviembre, se la llamó Eduviges Markovics,
viuda de Burchardt, vive en el Km.11, aclarando que figura inscripta el día 9 de Enero de 1921 en Puerto Piray.
“El primer 9 de Julio que se festejó fue cuando los señores Pomar y Goueslain, trajeron una vaquillona,
en canoa desde Puerto 7 de Agosto, Paraguay, repartiendo la carne a los colonos, para que festejaran el día, ya que por aquellos tiempos carne fresca, no se conocía”.
El Trabajo
Con el paso del
tiempo se fue poblando de colonos.
Don José recuerda cuando estaba trabajando para el danés Thure Mortensen, en el lugar donde vive el señor Augusto Köhler, estaba rajando Pindó para paredes de rancho, cuando por la
picada iban llegando dos personas vestidas con los tradicionales trajes azules de brin que se usaba mucho en aquellos tiempos. Habían llegado hasta allí por el ruido de los hachazos, para preguntar si no había
un pique (picada, camino) más adelante, que arrancaba del río Paraná (la picada que hoy se llama Avenida Fundador Don Adolfo J. Schwelm), confirmando a los mismos que más o menos a 200 mts. de allí, cruzaba el citado pique.
Pensando al mismo tiempo que no podía dejarlos ir sin haberles invitado con algo, -les ofrecí pasar al rancho de mi patrón para tomar café con galletas, -que también eran de mi patrón.
Una vez ubicados sobre
troncos, los desconocidos sacaron chorizos de sus bolsillos, que habían traído para el día, con los que acompañaron el café y las galletas. Los citados señores eran Mario Johansen y Martín Eriksen, que
venían a ver sus lotes que habían adquirido en Buenos Aires (el señor Mario Johansen, se ubicó sobre la Avenida Fundador, cerca de la Ruta Nacional Nº. 12).
Otro episodio que recuerda, fue cuando
llegó hasta donde vivían, el señor Thure Mortensen, para que le llenaran una lata, que en aquellos tiempos se usaban para nafta, con porotos, extrañados le preguntaron para qué iba a usar tantos porotos, explicando el señor
Mortensen que él y Johnson, que vivían juntos, iban a cocinar porotos para toda la semana, para así tener la comida lista. Le dijimos, que eso no se podía hacer porque los porotos van a fermentar, lo que luego nos confirmó
más tarde el citado Mortensen.
El primer obrero que conoció Don José, fue Policarpo Velásquez, que trabajaba para el señor Ludvig Byling y venía hasta su chacra a comprar maíz.
Ésta es otra de las interminables historias de colonos que hicieron posible el sueño de Eldorado, paso a paso con grandes sacrificios fueron construyendo un lugar para habitar y dejar a sus descendientes las bases del esfuerzo,
el trabajo, la solidaridad, el respeto, la libertad y tantas otras cosas que fueron venciendo a lo largo de muchos años, hasta llegar a nuestros días.